Hace un par de días regrese de una aventura memorable en Asia. Un mes recorriendo pueblos, descubriendo sabores, aprendiendo un poco de la historia antigua del Sur de Asia, la filosofía budista, meditación y mindfulness.
En este recorrido mágico, visite diversos templos budistas en Cambodia, Thailandia y Vietnam de la mano de mi maestro del mindfulness, que con mucha practicidad me esta iniciado hacia un camino de liberación. Entender que mi bipolaridad no es una enfermedad terrible y que, tal vez es una ventaja para ver entender el mundo volátil e incierto en el que nos ha tocado vivir.
En mi viaje conocí a un hombre que me daba clases de Tai Chi durante algunas mañanas y me compartió una frase de Dr. Moshé Feldenkrais que tiene como mantra: “Haz lo imposible posible, lo posible fácil y lo fácil elegante”. Definitivamente tratar de estar “mindfulness” me ayuda a estar más consciente de mi bipolaridad, de mis cambios de “mood” y de mi distracción. A través de la meditación espero controlar mis triggers y los demonios que a veces me atacan y no me dejan dormir.
Tal vez es el cambio de horario, que todavía me tiene con jeg lag y entonces quiero simplemente divagar y recordar esta experiencia con gente increible que me ha enseñado tanto en tan poco tiempo. En Occidente nos concentramos tanto en tener… y no en ser… Quiero SER!!
Mientras caminábamos y descubríamos los templos de Angkor, un lugar mágico en Cambodia y con templos que inician en el siglo IX con el rey Jayavarman II, mi maestro me contaba diversas historias y leyendas. Siempre me fascino la historia de Mahabharata, pero descrubir el mural de la la batalla de Kurukshetra en un templo Cambodiano, entre los Pandavas y los Kauravas y recibir la historia e interpretación de mi maestro ha sido una experiencia única que voy a atesorar toda mi vida.
Aunque no puedo cambiar mis pensamientos, si puedo cambiar la relación con los pensamientos negativos, como Arjuna cuando gana la batalla siguiendo el consejo de justicia que le da el coraje para derrotar a sus enemigos.
Una tarde me escapé en Saigon y me toco practicar mindfulness de 5 minutos… me senti asfixiada en el caos urbano de una ciudad gigantezca y de tantos millones. Tenía que parar y respirar… tenía taquicardia y una sensasión de ahogo entre tanta gente. Tal vez es el mismo sentimiento que experimiento muchas veces sin la gente… y con mi mente.
Esta meditación práctica me ayuda a relajarme… aunque todavía mi mente me vacila y me vienen los pensamientos de grandiosidad cuando no duermo lo suficiente… pero menos de locura.
Gorgeous photos. You transported me to Southeast Asia.
Thank you Kitt!!